Saturday, April 14, 2007

8 Poemas

[poesía]
Denise Vega Farfán


Oscuridad

Humedecida hollada

Y no saciada la oscuridad

Persiste

Dilata más las cuencas

Estruja la cárdena cima

La mujer en su insistencia

Cede su cuerpo como la sed del jaguar

A la sangre de una liebre

Es la cruz central del sacrificio

Cada poro se desbasta y vuelve a tramarse

La ebullición cuesta abajo

Es un hogar de rojas y azules exequias

En la oscuridad esa mujer sortea nombres

Mientras que cómo infantiles recuerdos

Punzantes manos la auscultan más allá

Del revés de sus ojos

Hasta que finalmente en medio del más alto gemido

Encuentra el suyo

Despegarse de sí

Como el sol de sus vanas metáforas

Descubrir los verdaderos reflejos del silencio

Verse partir de mil formas

Como un pequeño fuego

Un animal mitológico

Una égloga vacía

U otro camino de batientes horizontes

Ah

Pero todo sería menos soez

El hundir fúlgidamente mis pasos

Hasta en cualquier lenguaje surcado

Por venenosas fragatas con baluartes

De sanguinolentas patrias

Sin fermentar mis raíces

Si tan sólo la mano túrgida de luz

Emancipadora

Que prometiste sobre mi cabeza

Se construyese

Hasta quedar en mis ojos un pabellón

De definitivas señas

Tu cuerpo cae en el poema

Como en un lecho de vivas lápidas

Ha muerto tu nombre

El aire de tus alas

El misterio que aullaba advirtiéndote el encanto

Como en una procesión detrás de tus ojos también van

Los seres que amamantaste

La soledad como fantasma mordaz y riente

El placer como caracol que se encoje succionando

Lo áureo de tus llagas

Tu cuerpo cae en el poema

Y acaso estas palabras germinando en tu tierra muerta

Sean los perfectos pies

Para comenzar los verdaderos pasos?

Cubierta

Moldeada de ti

Renazco

Para seguir el rigor contrario de tu sombra

De ancianos huimos

Por la vertiente de las demoliciones

Ahí entre rocas y restos de antiguos mares

Que dejamos vaciar de nuestras manos

Por intentar atrapar lo que nunca tuvimos

Encontramos nuestros rostros

Reclamantes letargos de agonía

Y al fin y al cabo

Infinita legua de verdad

Ha de también ver esto la pequeña

(La última de nuestra oscura estirpe)

De una buena vez

Para que cuando retorne a su destino

Ya no tenga que apoyarse en las oquedades de nuestros pasos

Dejados en la vertiente como un advertencia

Sino ascender como la blanca trayectoria de un ave

Luego de ver cómo cortan los filos

De un absurdo combate contra tropas

Que no son sino uno mismo

No deseas que este día sea una puerta más que se atora

Un salobre elipse más que se desvanece en el río

Olvida las lápidas

Borra los epitafios con los que estocas cada pasado día

Adora tu vientre cortado y sellado seis veces

El emplasto de nubes negras que delinean tus pasos

La esquina cada vez más carcomida y estrecha de sol

La oleosa medalla enmohecida que brilla en tu alma

El último grano de arroz que agoniza en el fondo de tu plato

Las esteras que arman tu cuadrangular de destierros y soledades

Ese timbre celestial que ya no suena

Para llamarte a danzar

A volar

A aterrizar

Como un hacha de luz en medio de tu existencia

Porque es ahí

Donde otro cielo aromado de placenta fresca nace

Porque es ahí

Donde la nada no sólo desova

Sino que también devora sus propias crías


Ven a esta sombra llena de espigas

Llena de rostros sin reflejos y dedos como tijeretas

Que te agujerean el corazón para ensordecerte

Ven

Quítate el pelo

La piel

Las palabras

El cuerpo

El nombre que usas

No te servirán

Ven a esta sombra

Al cordón umbilical de tu verdadero nombre

O retraso

Escupe las estrellas que hurtaste

El estómago vacío y azul es mejor

Tiéndete sobre el agujero

Y sabrás lo que es hablar con las nubes

El mar es una pregunta

El mar es una respuesta

El mar es un escapulario

Donde todos los rostros acuden

El mar es un ojal por el que se engasta la muerte

El mar es el mar de cada uno

El mar es el desierto de cada uno

El desierto también es el mar de cada uno

Pero estamos hablando del mar

Y el mar es una estrofa inabarcable

Que sólo se llega a cantar

Con la cuenca entre sus olas


Hay mucha música

Hasta en la pata seccionada del insecto

Que aún se mueve

En los pinceles frígidos

El lienzo moteado

La lluvia traspasando las paredes

La carta que no se responde

Y la que no llega también

Hay mucha música

En las cuencas selladas de tus pasos

En el azul que te lacta

En el mar que se absorbe entre dos cuerpos

En el cuchillo que retrocede

En la ceniza arremolinándose en el paladar

En los sucios cartones del perro

En las nubes que se atragantan

En la calle que no se cruza

En la puerta que no se toca

Hay mucha música

Demasiada

En el llameante vaivén que se resiste

En el corazón que estorba y muerde

El cuerpo que lo enluta

En las raíces que no cesan de contraerse

En las fuerzas que se rechazan

En el corvo sigilo del exilio

En la prótesis que conjuga al golpe contra el suelo

El dardo sonido de la transparencia

La luna

-ese ojo derramado

esa tundra de vientos que arrastran muñones y

cadáveres celestes-

No aflora

Tu nombre se secciona en carnívoras lianas

La duda es un niño de leche

Y hay mucha música

Desmedida

Hasta donde no ha quedado nada más

Que un cirio chamuscado